Emblema conmemorativo del 25 aniversario Sant?simo Cristo Agon?a Redentora Real Cofradía Penitencial de Cristo Yacente
de la Misericordia y de la Agonía Redentora
Sant?simo Cristo Yacente de la Misericordia
06/04/2010
Un ágil Encuentro despide la Semana Santa
Las hermandades se unen en el desfile de Jesús resucitado con el que culminan las procesiones de este 2010, que estuvo ágil y coordinada con acierto el obispo, el vicario y el delegado episcopal de cofradías conducen el acto
Artículo realizado por Abraham Coco Barajas en El Adelanto de Salamanca en su edición del 4 de Abril.

FOTOS: ALMEIDA

La colaboración entre las cofradías salmantinas logró que la Semana Santa de este 2010 concluyera ayer de forma brillante con una procesión del Encuentro ágil y coordinada con acierto. El cortejo comenzó su andadura a las 11 horas, desde la capilla de la Vera Cruz. Allí se concentraron una buena representación de las hermandades de la ciudad, ni excesiva ni escasa. Todos aguardaban la salida de la talla que da sentido a todas las procesiones anteriores: Jesús Resucitado. Su salida era recibida con el himno nacional de la agrupación musical Cristo Yacente y las campanillas que los pequeños de la Vera Cruz agitaban entusiasmados por segundo año. El sonido no puede ser más agradable.
 
Domingo de Resurreccion 2010
El Cristo triunfante, que acaba de salir del sepulcro, ahora vacío, se erguía sobre el rojo de los claveles y las rosas rojas, que parecían resplandecer más en Domingo de Resurrección, con un cielo despejado que se sumaba a la fiesta, sin amenazar ahora con lluvia.
Media hora después de la salida del Resucitado hacía lo propio la Virgen de la Alegría, la única que todavía no había atravesado el dintel del portón de alguno de los templos cofrades salmantinos esta Semana Santa. Era acompañada por la banda de música Ciudad del Tormes, y antecedida, como es costumbre, por las cofradías más jóvenes: Jesús Despojado, que desfiló por primera vez con su estandarte matriz, un bacalao granate con bordados dorados; el Vía Crucis, Silencio, Cristo Yacente, que portó su característica cruz de claveles; Amor y Paz, además de la Hermandad Dominicana.
El Cristo Resucitado tomó una dirección, a través de Ramón y Cajal, Compañía y la Rúa Mayor, mientras que la Virgen enfiló el paseo de las Úrsulas, Crespo Rascón, Isabeles y la calle Zamora. En el primer tramo se encontraban también el Santo Sepulcro con la tapa abierta, portado a ruedas y con la OJE; y el Lignum Crucis, relicario que es el icono central de la Cofradía de la Vera Cruz, que se movió bajo los acordes de la banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora de la Piedad
A las 13 horas las cabeceras de ambos cortejos se encontraban en la Plaza Mayor. El obispo de la Diócesis, Carlos López, el vicario, Florentino Gutiérrez, y el delegado episcopal de cofradías, Daniel Sánchez, se disponían a iniciar el ceremonial que culmina con la Virgen despojada de su luto, algo que se producía pasadas las 13.30 horas, con el ágora charra a rebosar de público.

El instante que vertebra todo

Los pasos se acercaban y al golpe de campana, se alzaron gloriosos. Después de siete días en los que la Madre había llorado tras el Hijo, llegaba el instante del reencuentro esperanzador que vertebra toda la celebración. Después de siete días en los que la Madre había apretado la corona de espinas del Hijo contra su pecho atravesado de espadas; después de siete días en los que había sostenido con angustiosa piedad al Hijo entre sus brazos, tras encontrarse con él en la calle de la Amargura, lo hallaba ahora Resucitado.
Los jefes de paso se intercambiaron entonces sendas flores. Las blancas de la Virgen, para el Cristo, y las rojas de éste, para ella. El obispo incensaba entonces a ambas imágenes y los charros aportaban el toque característico al momento culmen con sus bailes.
Después, el cortejo comenzaba su caminar conjunto a través del arco de Prior, Bordadores y el Paseo de las Úrsulas. En este tramo, la procesión discurrió con más lentitud, pues tocaba disfrutar de los últimos minutos semanasanteros y la Vera Cruz debía resarcirse del chaparrón del lunes.


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