ABRAHAM COCO
FOTO:ALMEIDASALAMANCA
El Domingo de Pasión lleva escribiendo a golpe de
versos y desde 1986 una de las páginas imprescindibles de la Cuaresma
salmantina. Ayer, Antonio Sánchez Zamarreño puso los suyos al servicio
de la oración en el Poeta ante la Cruz, "un acontecimiento que pasará a
la historia literaria de nuestra ciudad", como afirmó José Manuel
Ferreira Cunquero, presentador del acto. Y tal como perseguía,
Zamarreño lo hizo con todos los que secundaron sus palabras en el coro
de la Catedral Nueva.
La nuca del malhechor, título del poemario que
recitó ante el Cristo de la Agonía Redentora, supuso, según explicó
Ferreira Cunquero en su prólogo, que el orador se "haya apartado
circunstancialmente de la poesía que abreva en la actualidad su
pretensión creativa, concediéndonos y concediéndose una licencia única,
totalmente desnudo ante Nuestro Señor". Proclamó Zamarreño, en el primero de los dos sonetos que dedicó a
la talla gótica del crucificado, que "si no estuviera loco el que te
hizo, hubiera enloquecido al verte hecho". Y "enloquecido" aseguró
sentirse él mismo durante la proclama al haber tenido al Cristo a un
par de metros del ambón que resguardaba su métrica: "Ha sido una
experiencia religiosa de primerísima categoría", afirmaba al término
del mismo, a la par que resaltaba su alegría "por los muchos jóvenes
que han venido" -varios de ellos alumnos suyos en la Facultad de
Filología- y de que la gente haya participado recitando conmigo varios
fragmentos dispuestos para ello".
Alentó a los presentes a velar, como ya hiciera Gonzalo de Berceo,
porque "nos quitan al violín de la brisa, trote de la llama, halo de la
piedra y ritmo de la ola". Se preguntó cómo es posible "que siendo este
hombre (Cristo) una llama / no se queme la madera". Rogó que "no te
duermas, hijo, / que el mundo se apaga". Lamentó que "de los treinta y
seis mil que diera el siglo XX / ni un sólo día no fue Viernes Santo".
Y hasta pactó con Jesús una tregua con la que detener los "deicidios,
genocidios, parricidios e infanticidios" causados por "el uso tan
abusivo que hemos hecho de la cruz en estos fieros últimos cien años". |