Esta noche es de Misericordia y Redención, hoy salen nuestros titulares, Yacente y Agonía, Agonía y Yacente. Son dos imágenes pero un solo Cristo. Un Cristo que nos recuerda lo que hizo por esta humanidad que cada vez parece más loca. Un Cristo que agonizó por nuestra redención y nos mira con misericordia.
Esta madrugada Salamanca nos espera, lleva un año esperando que se haga silencio, lo demandan el obispo y el alcalde. Silencio. Salamanca, la bulliciosa, la de las noches de ruido infinito, callará… las campanas que abren nuestra procesión irán llamando a silencio, silencio…
Cuando se abran la Puerta de Ramos, nervios amortiguados por la tensión, nuestro Cristo preparado, sabe que cuarenta corazones laten a la vez, esperando la orden del martillo, para que ochenta pies caminen por Él.
Primero saldrá el de la Agonía, después el Yacente, todo se para… es nuestra noche, avanzamos, pero despacio, es tiempo de reflexión, cuarenta corazones bajo cada Cristo, cuarenta oraciones por los que no están, o los que ya se fueron, o los que nos quitaron, por los que vendrán, por los que se han curado… Esta noche sólo nos vemos los ojos, ¡cuánto dicen los ojos! Miro a Cristo y miro los ojos de mis hermanos; Los que van cargando, los que van alumbrando. Ojos que no esconden los sentimientos, ojos que no ocultan el sufrimiento, ojos que no se rinden hasta ver la Catedral de nuevo. Ochenta pies moviéndose a la vez, primero el izquierdo, después el derecho… duele, pesa, molesta…, pero Él lo pasó peor…el sufrió hasta la Cruz.
Cuarenta corazones, cada uno con su historia, cada uno con sus motivos, cada uno con sus peticiones, con sus gracias, pesa, pesa… pero Él las llevó todas juntas, nuestras penas, nuestros pecados, nuestras ilusiones, nuestros errores… pesa, pero acordaros lo nuestro se acaba, disfrutarlo, mañana sólo será un recuerdo, una marca en los hombros… Él llegó hasta el final…
Pedro A. Ramos Criado
|